Conde Jorge de Kesselstatt.
Un buen perro hace un buen cazador |
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Notas para el lector: Cuando el Conde Kesselstatt escribió su manual de adiestramiento de perros de muestra, me parece que era consciente de que muy pocos libros venían a ser publicados sobre la materia en lengua castellana. El texto del entusiasta cazador de origen húngaro está basado contínuamente en su propia experiencia y en su buena exposición del causa-efecto en los perros jóvenes de muestra destinados a la caza menor y mayor. Es lo que en Europa se llama ahora perros polivalentes y que con visión el autor denomina “ perros integrales ”.
Aunque el viejo Conde se muestra orgullosos de su mentalidad centroeuropea, creo que se hubiera fascinado con la polivalencia de nuestros perros autóctonos de muestra, de manera que las enseñanzas de este texto son un perfecto referente en la introducción en la caza para nuestros perros Pachones Navarros.
El libro de Kesselstatt me cautivó desde que lo leí por primera vez hacia 1978. Luego fueron apareciendo más publicaciones modernas sobre el particular , se han desarrollado las competiciones de campo y los torneos de San Humberto, al adiestramiento han llegado las revistas para escribir multitud de páginas. Kesselstatt demuestra ser un precursor de las acciones en positivo en el adiestramiento del perro de caza: “el perro no se educa por retos sino por elogios, su memoria siempre captará mejor los recuerdos agradables que los desagradables para él” . Las enseñanzas de Kesselstatt rezuman ese gusto de maestría que aprecio más cuanto más conozco las reacciones de mis perros de caza…Para mí es una biblia de mano del adiestramiento. Tanto es así, que en mi viaje a la Argentina de 1995, compré personalmente los cincuenta últimos ejemplares que le quedaban al editor en almacén. He ido regalando numerosos de estos libritos a aficionados a nuestros perros Navarros. Es una biblia entre amigos, como si se tratase de un texto sagrado y precursor. Ahora que ya me quedan tan pocos ejemplares, desaparecida la editorial, creo que el sitio para compartir este tesoro personal es reproducirlo en la web.
Por lo que se refiere al texto original, he recogido solo un extracto del libro, con criterio de universalidad y actualidad. Los textos reproducidos son íntegros y originales sin transformación, ni interpretación. Alajú - C.C.A. ......................................................................................................................................... |
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¿QUÉ PODEMOS ESPERAR DE UN PERRO BIEN ADIESTRADO? |
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Varias cosas: tiene que buscar y marcar ; levantar y traer si masticar o arrastar hasta un peso total de 9 kilos; buscar presa y objetos perdidos; hacer cualquier trabajo de agua; seguir rastros y huellas por campos y montes; seguir la presa herida y detenerla, es decir todos los trabajos que requiere la caza mayor, con excepción del ataque. (…) En este punto quiero expresar una opinión con la que muchos no concuerdan. Es imposible pretender cazar con un perro que no ha recibido una adecuada instrucción. Quien así pretenda hacerlo sólo recibirá más que disgustos y aunque en su inconsciencia culpe al animal de ellos, lo real es que el único culpable es aquél que poseyendo una inteligencia aparentemente superior a la del animal pretende hacerlo cazar exclusivamente por instinto. Todos los perros de alto grado de inteligencia… son forzosamente más sensibles que otros. Esta alta sensibilidad que facilita el aprender rápido, al mismo tiempo puede resultar una timidez después del cambio de domicilio y hasta que se acostumbre a su nuevo ambiente. Por tal razón es tan importante que toda la mantención y enseñanza del joven animalito se realize (sic.) con muchísimo amor, fineza y comprensión. El perro le pagará esta paciencia.
Educación primaria• De disciplina La enseñanza de un perro de caza universal se realiza en dos etapas: • Educación primaria de disciplina realizada en casa. • Adistramiento para la cacería práctica realizada en casa y en el campo. 1.- Edad ideal La enseñanza de la obediencia absoluta, del andar en la correa, del sentarse y del echarse se puede iniciar con un cachorro de 4-5 meses. 2.- Duración de una lección Una lección debe tener carácter de trabajo serio y no de juego, por tal motivo nos alejamos de todo tipo de distracción y nunca la extenderemos más de media hora. Dado que cada perro es diferente en su temperamento, es necesario observarlo muy atentamente durante las primeras lecciones, tratando siempre de interrumpirlas antes de que el perro llegue a aburrirse. 3.- Amonestaciones y elogios Si durante la educación se presentan casos serios que exigen reprimenda física, al máximo una paliza ligera, nunca debe provenir de la mano adorada del amo, la cual debe sólo acariciar . Debe utilizarse para el castigo un diario arrollado, aunque generalmente basta ignorar al perro un rato para castigarlo profundamente, un método que suele tener un éxito milagroso. Además debemos acostumbranos mientras que le retamos a nuestro perro en serio, siempre lo atamos con su correa y repetimos las mismas palabras como por ejemplo: “¡Pfui perro!! “¡Pfui , Pfui, Pfui perro!! La dosis del reto o del castigo depende siempre del carácter individual de cada perrito. En un perro más retraído o tímido podemos hacerle mucho daño castigándolo demasiado, mientras que al perro muy vivaz y duro le podríamos administrar una ligera paliza de vez en cuando con una ramita, si el reto sólo no da resultado alguno. Contrario a todo esto, no dejo de insistir bastante en que el perro no se educa por retos sino por elogios, su memoria siempre captará mejor los recuerdos agradables que los desagradables para él. En consecuencia, los elogios, cuando ejecuta bien una orden, nunca pueden ser demasiados. Use siempre las mismas palabras como por ejemplo: “Muy bien sit, muy bien perro, muy bien sit, etc…” mientras que está sentado. 4.- Necesidades fisiológicas El perro joven, que viva en la casa o no durante el día, tiene que aprender que todas las necesidades fisiológicas se cumplirán invariablemente fuera de ella. Hay distintos sistemas bastante simples para lograr esto, siempre que no haya en la casa perro que no cumpla con la regla. Para evitar pequeños accidentes en el interior de la casa desde un principio, el perrito joven deberá ser llevado afuera lo más seguido posible para que pueda cumplir con sus necesidades. El amo notará rápidamente que su nuevo amigo se pone nervioso poco antes de tener que cumplir con sus necesidades, y así le da preaviso para que disponga del tiempo necesario afuera con tiempo. Si a pesar de todas las precauciones tomadas nuestro amigo llega a “hacer un lago” dentro de la casa, procederemos de la manera siguiente: Tomar el cachorro por el cuero del cuello, meterle la nariz en el lago y darle una paliza con el diario arrollado sobre la grupa, mientras que le amonestamos muy enérgicamente pronunciando “NO, NO”. Luego lo agarramos otra vez por el cuero y lo llevamos afuera, donde tendrá que permanecer un ratito. De esta manera todo perro sano comprenderá muy pronto lo que se desea. • Lecciones
1.- Obediencia absoluta – mando “Aquí” El punto cardinal de cualquier educación es la obediencia ciega del perro al amo. Si no insistimos lo más enérgicamente posible en lograrla, desde un principio, jamás sentiremos un placer profundo, sino experiencias poco gratas durante las futuras cacerías. Generalmente el cachorro acude los primeros días de vida a la simple llamada de su nombre, agregando el mando “AQUÍ” por el amo. Al principio lo acariciamos profusamente cuando llega; podría incluso dársele un pedacito de carne. Al acudir al llamado el perro asociará, así, cosas gratas su obediencia. Si el perro no acude inmediatamente, no lo amoneste o castigue cuando, finalmente, llega, pues toda educación en base de amor sería ilusoria sin paciencia. El perro jamás volverá a acudir al llamado, recordando únicamente la consecuencia desagradable para él. Cuando el cachorrito llegado al lado del amo se ata en la correa y se le hace pasear algunos pasos después se le alarga y se le llama de nuevo con la voz “Aquí” o un silbido. Si el perro insiste en no venir, lo atamos a una correa de nylon liviana de aproximadamente 10 m. y lo largamos teniendo siempre en la mano la otra punta de la correa. A mitad de su camino lo llamamos y si no reacción en el acto, lo tiramos por la correa hasta que llega a nuestro lado y lo acariciamos, felicitándolo largamente. Este sistema garantiza en los casos más duros éxito seguro. Es conveniente enseñar al cachorro a obedecer en el acto igualmente a la llamada de su nombre a la voz de mando de “Aquí” o al silbido, para evitar más adelante los gritos durante la práctica , cuando las distancias se agrandan.
2.- Andar en la correa junto al amo mando “JUNTO” Antes que nada, el cachorro tiene que aprender a caminar tranquilamente en la correa. Cumplido el año de edad debe andar junto a su amo acompañándolo, siempre del lado izquierdo, con su cabeza a la altura de la rodilla del amo, a cualquier velocidad y en toda dirección. Atamos el perro con collar corredizo y correa, regulada en el punto más corto, lo hacemos parar a nuestro lado izquierdo (altura de las rodillas) e iniciamos la marcha dándole simultáneamente la orden “JUNTO” y un leve tirón de la correa. Si el perro camina en el ligar adecuado lo felicitamos cariñosamente. Si , por el contrario, se para o corre para adelante, lo corregimos con la correa, repitiendo siempre la misma voz de mando y elogiándolo en el momento en que adopta la posición deseada. El ejercicio se repite hasta que el perro siga los movimientos del amo a cualquier velocidad, con la correa floja, es decir en su extensión máxima. 3.- Andar junto al amo sin correa La segunda parte de esta misma lección consiste en la repetición de la enseñanza sin correa, dándole el mismo mando y elogiándolo cuando lo hace bien. Se necesitará mucha paciencia antes de que el perro logre el objetivo final de este ejercicio, es decir que acuda a su lugar, al lado del amo, al oír la voz de mando “JUNTO” y permanezca allí hasta recibir otra orden. 4.- Sentarse – mando “SIT” La segunda lección enseñará al perro a sentarse , a nuestro mando. Con este objeto lo atamos otra vez con collar corredizo, pero en la correa corta, caminamos algunos pasos con él “junto”, después nos detenemos –él con nosotros- y tomamos su collar con la mano derecha, levantándolo levemente hacia arriba y hacia atrás. Simultáneamente repetimos la orden “SIT” y empujamos la grupa del perro hacia abajo con la mano izquierda, hasta lograr que se siente. Cuando lo logramos, lo felicitamos y acariciamos como siempre. Si el perro intenta levantarse, se lo detiene con una leve presión de la mano sobre la grupa y la orden repetida “SIT”. Muy bien “SIT”. Cumplido, se lo devuelve a elogiar. Esta lección se repite hasta que el perro la ejecuta sin correa ni ayuda mecánica de nuestras manos. Logrado esto, lo hacemos sentar y nos alejamos poco a poco, repitiendo la orden “SIT”, para que el perro aprenda a quedarse sentado en su lugar inicial hasta recibir otra orden. De cierta distancia le daremos la orden “JUNTO” y si el perro acude, lo elogiaremos calurosamente. 5.- Echarse – mando “DOWN” También se le enseña al perro a echarse con la ayuda directa de la mano y la correa. En todos los ejercicios donde combinamos mandos vocales y ayudas mecánicas es sumamente importante que estos sean absolutamente simultáneos y que los elogios y el mando sean continuamente repetidos. El perro se ata con collar corredizo y la correa larga, camina algunos pasos “JUNTO” al amo según mando dado, después le mandamos “IT” y nos quedamos parados al lado de él. Emitiendo la nueva orden “DOWN” le ponemos nuestra mano derecha en el collar y empujamos levemente hacia abajo y adelante, estirándole simultáneamente las patas delanteras con la mano izquierda. Estas ayudas mecánicas obligan al perro a echarse. Elogiamos y repetimos el nuevo mando “DOWN”, mientras que la mano izquierda se pone sobre la cabeza del perro. Después nos enderezamos y damos la orden “AQUÍ”, la cual será ejecutada con mucho placer en esta ocasión , después sigue el mando “SIT” para poder elogiarlo más cómodamente. Repetimos esta lección igual que las anteriores hasta que el perro se eche solo, poniendo la cabeza en el piso sin necesidad de la presión de nuestra mano sobre su cabeza. 6.- Quedarse echado “DOWN” Logrado esto, le sacamos la correa y procedemos a la segunda etapa de esta lección. El perro está echado y nosotros nos ubicamos frente a él mirándolo a los ojos. Levantamos el brazo derecho y repetimos muy enérgicamente la orden “DOWN” mientras que nos alejamos paso a paso hacia atrás reiterando el mando y los elogios si el perro se queda en su posición echada. Si hace ademán de levantarse, insistimos más enérgicamente en el mando “DOWN”. En cada lección repetida nos alejamos un poco más del perro hasta alcanzar los 10 m., pero quedando siempre a su vista. El perro entenderá que los mandos dados están vigentes hasta que llegue uno nuevo, aún encontrándose el amo alejado. El último grado de esta lección será alejarnos fuera de la vista del perro, dejándolo así un rato, volviendo después para elogiarlo y darle la orden “JUNTO” para que nos pueda seguir. Esta lección se tiene que repetir muchas veces hasta que el perro se sienta seguro de que su amo no lo olvida y volverá a buscarlo o reaparecerá en el horizonte dándole con el brazo la señal de venir. Para la práctica futura tiene suma importancia que el perro obedezca igualmente al mando vocal como al brazo levantado, a fin de evitar mandos en forma de gritos y mantener nuestra influencia sobre él, aún de larga distancia. Practicando la cacería menor en Argentina continuamente se nos presenta la necesidad de cruzar alambrados. En estas ocasiones es indispensable que el perro se quede echado tranquilamente delante del alambrado por varias razones: • para no molestar a los cazadores en el traslado de sus cosas; • para no inquietar ya parte del nuevo potrero antes que los cazadores estén listos para caminar y hayan cargado sus armas de nuevo. • Por último, para evitar que se produzcan accidentes con armas enganchadas en el alambre, piernas cruzadas de cazadores y perros que saltan de excitación. 7) ladrar al mando "LADRA" Es importante para el adiestramiento futuro que el cachorro ladre a la voz de mando. El sistema más simple de enseñárselo es este: Al traerle la comida estará muy agitado, le mostramos entonces la fuente y cuando, en su agitación, lanza un tono repetimos el mando "ladra" y lo elogiamos en el acto dándole la comida. Si repetimos a menudo este procedimiento, el perrito entenderá el mando "ladra" y obedecerá a la indicación, aún sin comida. |
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ADIESTRAMIENTO REALIZADO EN CASA Y CAMPO |
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1) Traer, mando "BRING " - Dejar, mando "OUT" Estos dos ejercicios y las voces de mando respectivas se enseñan y practican desde el principio combinada- mente en distintas etapas. Siendo cachorro, el perro generalmente manifiesta placer en traer objetos varios. Si existe esta pasión, el amo puede desarrollarla en forma de juego y si no existe inicialmente puede provocarse por medio de juegos adecuados. Empezamos tirándole distintos objetos, preferiblemente pelotitas de goma dura, para que corra detrás, tratando de tomarlas con el hocico para jugar. Durante todo el tiempo lo elogiamos de lejos y si logra levantar la pelota tratamos de lograr que venga hacia nosotros y no que se aleje más. Lo llamamos mimosamente, nos agachamos a su altura y jugamos con él si trajo el objeto. Igualmente lo felicitamos si vuelve sin la pelota o la perdió en el camino. Por el momento, lo importante es que se acostumbre a volver siempre hacia nosotros. Preparándolo así, en la edad juguetona, no será difícil imponerle más adelante el trabajo serio de "traer". Para empezar esta tarea nos conseguimos un "BRINGBLOCK" (ver foto). En la enseñanza clásica del perro de caza integral se usan estos blocks, los cuales alcanzan individual- mente al kilo de peso. Agregándole poco a poco los platos de hierro correspondientes, llega a tener un máximo de 9 kilos, vale decir el equivalente de un zorro adulto macho. Este block, de peso alterable, ocupa un lugar muy importante en el adiestramiento del perro de caza integral, considerando que tendrá que traer sin arrastar para entregar varios tipos de animales, tales como: liebres, gatos monteses, y otros animales que su amo cace. El perro de 6-7 meses comienza la práctica con el block de 1 kilo, que posee un diámetro de 3,5 cm. en el centro, donde el perro lo agarra. Muchos animales, aun- que hayan demostrado gran pasión por el juego de "traer", se negarán a tomar el block en el hocico. En este caso se lo abrimos con un ligero apretón del hocico, dado con la mano izquierda, al tiempo que le introducimos el block en la boca con la mano derecha repitiendo al hacerlo el mando "BRING". Para que el block permanezca en su hocico, ponemos la mano izquierda debajo de la mandíbula soportándolo y con la derecha le acariciamos la cabeza, felicitándolo continuamente. Des- pues de algunos segundos, le sacamos el block del hocico a la voz de "OUT". Algunos perros, en este momento no quieren desprenderse del block. Se practica entonces la misma leve presión sobre el hocico con una mano, mientras que con la otra se le saca el block, repitiendo el mando "OUT" y elogiándolo en el momento de aflojar. Después de repetida esta lección empezamos a retirar nuestra mano izquierda de debajo de la mandíbula, para ver si el perro sigue sosteniendo el block. En caso positivo, lo elogiamos y se lo sacamos enseguida con el mando “OUT”. Poco a poco alargamos el tiempo que el perro mantenga el block en el hocico y despacio, le damos la orden “JUNTO”, para que camine algunos pasos a nuestro lado con el peso. Le mandamos “SIT” y se lo sacamos con la orden "OUT". Siguen como siempre las caricias y elogios. Cuando el perro logra realizar esta tarea con firmeza le enseñamos a tomar el block por cuenta propia, primero de nuestra mano. Damos al perro la orden de sentarse o echarse, nos alejamos algunos pasos con el block y teniéndolo a la altura de la cabeza del perro, lo llamamos para que lo saque de nuestra mano a la voz de "BRING". Si no lo toma voluntariamente lo ayudamos un poco, de la misma manera que en la primera parte de la lección. Poco a poco el perro tomará el block solo y nosotros se lo alcanzaremos cada vez de más abajo hasta colocarlo en el suelo mismo, de donde el perro tiene que levantarlo a la voz de "BRING", sentarse y entregarlo en la mano de su amo a la voz de "OUT". Comenzamos luego a llevar el block a una distancia siempre un poco más alejada del perro, que permanecerá echado, lo depositamos en el suelo y volvemos a su lado. Cuando emitimos la orden "BRING" indicándole, al mismo tiempo con el brazo la dirección del block, el perro tiene que levantarse, correr hacia el block, levantarlo, traerlo y sentándose, delante de su amo, entregarlo. Las órdenes "SIT" y "OUT" serán dadas por el amo en el momento adecuado: Como siempre, a lección bien dada, debe seguir el inevitable elogio.
2) Traer objetos varios Recién en el momento en que todos estos ejercicios con el block sean ejecutados perfectamente por el perro, comenzaremos a hacerle traer distintos objetos de la misma manera. Primero, objetos personales con el fin de que en excursiones futuras, encuentre cualquier objeto olvidado o perdido en el campo. Después practicaremos con un cuero de liebre relleno de paja o una pelota de plumas de aves silvestres y por último con palomas o perdices muertas. El perro de caza integral tiene que aprender a traer absolutamente todo lo que se le pida. Me parece sumamente importante llamar la atención del amo sobre el hecho de que aves y otros animales muertos tendrán que usarse únicamente en el punto final de la lección, cuando el perro ya dispone de una alta disciplina en la materia. Mi consejo se basa en esto: El perro que empieza su tarea de traer utilizando aves corre el riesgo de especializarse exclusivamente con ellas. Además el cachorro conocerá la pasión del husmeo y olfato y se dejará llevar por la misma. El perro tiene que aprender primero .La disciplina que deberá prevalecer, inexorablemente sobre su pasión para saber hacer uso de ella de manera positiva. Para muchos perros la "Entrega perfecta" es el punto débil en su enseñanza, hecho que es únicamente consecuencia de la falta de paciencia y perseverancia de sus dueños en la enseñanza. Un hecho que se presenta únicamente porque al dueño le falta la paciencia y la consecuencia para terminar la enseñanza de la entrega perfecta, en su pupilo. El traer -sentarse- y entregar en la mano lo traído, tiene que ser una unidad de trabajo, sin eslabón flojo en la cadena. Nunca el dueño puede estar conforme si el perro trae únicamente y no hace la entrega sentado y menos puede tolerar que el perro deje caer a sus pies el objeto traído. El dueño facilita el aprendizaje de la entrega perfecta tanto al perro como a sí mismo si espera la llegada del perro parado bien derecho, para que el animal sea forzado de mirar a su amo para arriba. El perro que siempre busca la mirada del amo casi jamás dejará caer algo de su boca cuando está mirando hacia arriba, y la actitud del mirar hacia arriba, fuerzan al perro a sentarse delante de su amo. El amo que espera a su pupilo sentado, agachado o arrodillado, es decir a la altura de la mirada de su perro, le saca automáticamente al perro la posibilidad de una entrega perfecta, dado que las manos del amo están casi al nivel del piso. 3) Traer de larga distancia al mando combinado de "DOWN" y "BRI NG" El capítulo "Traer" de la enseñanza del perro integral comprende la siguiente lección: El perro se echa a la voz de mando a nuestro lado. Le arrojamos el objeto de traer a larga distancia. En tanto el perro no tiene que moverse, lo que ocurrirá recién al recibir la voz de "BRING". Entonces se levantará, correrá y buscará el objeto tirado, lo levantará y traerá, sentándose para entregarlo en la mano, a la voz de "OUT". Este ejercicio, bien practicado, nos garantiza que el perro se acostumbra a trabajar tanto con el ojo, observando el objeto en su vuelo, como con la memoria, para poder encontrar el objeto después de una pausa no fiándose únicamente de su nariz. Los perros así enseñados perderán mucho menos presas en terrenos difíciles y no gastarán energía s inútiles en la busca, a realizar en el campo.
4) Busca perdido - mando "BUSCA PERDIDO" El perro de caza integral también debe rendir su última materia -la más difícil- aquélla que denominamos el "busca perdido". Procedemos para el examen de la siguiente manera: Arrojamos en un zarzal bien espeso una paloma o perdiz muerta, sin que el perro lo note. lo traemos al lugar, lo hacemos sentar contra el viento que llega del objeto escondido y le damos la nueva orden "BUSCA PERDIDO", agregándole al principio el mando: "BRING" que el perro ya conoce. Al mismo tiempo le indicaremos con el brazo la dirección en la cual tendrá que buscar, siempre repitiendo el mando nuevo. lo más importante en este nuevo ejercicio es que el perro aprenda a buscar tranquila y sistemáticamente en el territorio que se le indica y que no entre a zigzaguear nerviosa- mente de un lado a otro. Esto se puede lograr acompañándolo en su busca con pasos tranquilos, hablándole muy equilibradamente y en el peor de los casos, atándolo en la correa larga ¡Jara la primera búsqueda. Una vez que encuentra el objeto escondido tiene que entregarlo, según las reglas arriba mencionadas. En su carrera posterior le vendrá bien al perro esta lección, sobre todo en la cacería de perdices realizada entre varios cazadores y un solo perro. Aprenderá a memorizar varias perdices caídas en rápida secuencia y tendrá su sistema de buscarlas una tras otra. Sabemos que en la práctica las perdices heridas se esconden a menudo en cuevas de otros animales, no pudiendo ser encontradas ni por el mejor de los perros. En estos casos, depositamos, sin que el perro se dé cuenta, otra perdiz muerta cerca de donde estaba buscando, para que pueda encontrarla y entregarla. Es decir el perro siempre tiene que cumplir una orden recibida, no se le permite nunca abandonar la búsqueda sin resultado. Con este sistema el perro recuerda el objetivo final de la orden "Busca Perdido" como una cosa agradable. Dos prácticas muy útiles, que se justificarán más adelante en el trabajo sobre el rastro de sangre serán las siguientes: a) Tomando el perro atado en la correa caminamos con él y "perdemos" objetos personales durante el paseo. Tienen que ser objetos conocidos por el perro desde el principio. Después de un rato le ordenamos volver sobre nuestra huella a la voz de "Busca Perdido" para que aprenda a volver sobre nuestro rastro y el suyo propio, trayendo las cosas dejadas de ex profeso en el camino. b) Es ventajoso para el perro aprender a trabajar sobre la huella caliente. Con este fin, colgamos una liebre o perdiz a la punta de un cabo de más o menos 150 cm. de alto. Con el cabo tiramos la pieza en "trazas" cada vez más largas, más adelante haciendo curvas y rectángulos, pero siempre. depositando la pieza en la punta de la traza. El perro tiene que seguir la traza primero en la correa y después libre- mente, trayendo al final la pieza encontrada. Usamos el cabo para que la huella artificial no sea idéntica con la nuestra.
5) Acostumbramiento para un trabajo en el agua. (a realizar en un campo con un pequeño arroyo) Todas las razas de perros de caza integral , originales de Europa Central se califican muy bien para el trabajo de agua. Tienen el pecho ancho propio de buen nadador y entran con pasión al agua una vez perdida la timidez inicial delante del nuevo elemento. La mejor manera para familiarizarlos con el agua desde cachorros consiste en aprovechar un campo atravesado por un pequeño arroyo y comenzar a jugar con una pequeña pelota de goma la que, adrede, debe dejarse caer en el agua, de cuando en cuando, cada vez en un sitio más profundo. Al rato, los perros empezarán a traer la pelota también de la parte honda, viéndose obligados a nadar. Se abrevia enorme- mente esta práctica disponiendo de un perro adulto que penetre primero en el agua, o mejor todavía si es el amo mismo quien se introduce y llama al perro , el cual tendrá que nadar para acudir a su encuentro. Si el perro joven se acostumbra al agua, más adelante hará a satisfacción cualquier trabajo serio en ella.
Acostumbramiento a las detonaciones El perro necesita un tratamiento escrupuloso en este punto. El amo que sale con el perro nunca debe hacer los primeros tiros, sino llevarse para esta lección un asistente. Mientras que el amo juega con su alumno, acariciándolo muy mimosamente, el asistente hace un tiro a 200 m. de distancia. Según la reacción del perro se permite darle un trocito de carne en el momento del disparo, para que haga una conexión entre el impacto y algo agradable para él. En este punto deseo mencionar otro sistema muy eficaz con perros que tienen gran pasión por traer. Llevamos en el bolsillo una perdiz o paloma muerta, caminando con el perro que busca y en el momento exacto , cuando nuestro asistente tira a distancia , arrojamos el ave de manera que caiga dentro de la vista del perro, algo más adelante. El perro que ya aprendió a traer con pasión en su adiestramiento anterior no dudará en correr hacia el ave caída y la traerá. Repitiendo esto varias veces lograremos en la mente del perro la siguiente combinación: El tiro si bien es desagradable para el perro, quiere decir presa segura, y poco a poco no oirá el tiro mismo, porque directamente mirará donde cae la presa. Siempre debemos arrojar con la mano la perdiz o paloma muerta, porque teniendo la mala suerte de errar los primeros tiros al perro se le crea el problema que después de olfatear la perdiz, ésta levantó el vuelo y errándose el tiro, y al no caer la presa le resulta desconcertante el ruido del arma, y por lógica consecuencia se intimida de la misma y de su detonación. Poco a poco la distancia se va disminuyendo y con esto aumenta el ruido de la detonación hasta que el perro no muestra más temor. Esta lección exige con algunos perros un máximo de paciencia, pero es muy importante si realmente queremos disponer de un compañero capaz e infalible en las futuras cacerías. La experiencia me demuestra que un perro ya intimidado por disparos realizados irreflexivamente resulta casi incurable. Se necesitan muchos conocimientos sicológicos adicionales por parte del adiestrador para transformarlo en un perro apto para la cacería normal. ¡Aconsejo suma paciencia y cuidado en esta lección!!. Los cachorros de nuestro criadero oyen un tiro diario, mientras comen y desde la edad de 8 semanas. Se familiarizan desde esa temprana edad con el ruido del disparo y con la figura del cazador en actitud de tirar, lo que naturalmente no forma ninguna garantía de que el perro en circunstancias y ambiente ajenos se portará de igual manera, como en su kennel bien seguro y conocido. Estas practicas son únicamente preayudas para su definitivo acostumbramiento en el campo libre. Naturalmente, la reacción de los perros al disparo es muy variada. Algunos no muestran ninguna reacción especial y no darán mucho trabajo en este punto, pero hay muchos que después de oir el primer tiro se excitan, corren alocadamente o zigzaguean por el campo, en este caso atamos el perro en la correa, salimos con él al campo y durante la marcha cada tanto levantamos la escopeta en posición de tiro, aunque sin tirar al tiempo que ordenamos al perro echarse o quedarse . Esto se practica hasta que el perro –acostumbrado- se echa cuando el amo levanta la escopeta. Llegados a este punto efectuamos un disparo, pero no con una escopeta sino con un Longrifle de menos detonación. Si el perro salta o se levanta, se le da nuevamente la orden de echarse y así continúa la práctica hasta que el perro queda echado durante el tiro. Ahora el amo puede empezar a tirar con la escopeta.
Un tiro diario en los kennels durante la comida de los cachorros. Deseo mencionar especialmente que no dejemos de hacer una prueba con nuestro perro antes de salir a cazar en el bosquea la espera, para ver cómo reacciona al tiro con bala cuando está sentado al lado nuestro. Aún un perro firme al sonido de la escopeta puede tener una reacción inesperada y molesta en el momento de oir la primera vez la detonación tan cercana de una carabina. |
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¿CÓMO TIENE QUE COMPORTARSE UN PERRO BIEN ADIESTRADO EN EL CAMPO? |
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TIENE QUE: 1) Buscar Cuartear el campo zigzagueando delante nuestro, con trote ligero y algunos galopecitos intercalados. 2) Marcar Si da con el olfato caliente de una perdiz, marcarla. 3) Aguantar la marca. . . y seguir el ave Quedarse marcando hasta que lleguemos nosotros y hagamos volar la perdiz. El perro nunca tiene que saltar sobre el ave o hacerla volar. 4) Quedarse quieto mientras tiramos . Echarse mientras tiramos. 5) Traer Buscar la presa a la voz de mando, traerla y entregarla como lo aprendió. 6) Trabajo con la liebre Ser "Hasen-rein" una palabra que no tiene traducción exacta en español correspondiendo a una expresión del lenguaje especial de los cazadores, que significa: trabajo correcto con la liebre, es decir: ignorar la liebre sana sin correrla. Buscar y traer la liebre cazada muerta y a la voz de mando correr y cazar la liebre herida. Traerla y entregarla. Para muchos perros esta es la tarea más difícil de aprender. 1.- Buscar Para evitar cualquier malentendido deseo aclarar que no es obligatorio encarar la educación "casera" total- mente separada del trabajo en el campo. Al contrario. Lo más anticipadamente posible que se saque el perro al campo -una vez que aprendió a obedecer- mejor será para el animal y para el cazador. El perro se aclimata al campo y realiza su ejercicio físico. Nosotros, al mismo tiempo que observamos sus predisposiciones y conocemos sus puntos fuertes y también los débiles, sabremos usar este conocimiento en nuestro procedimiento educativo posterior. Lo único que nunca debemos hacer con el alumno primario Jurante los paseos o lecciones en el campo es cazar o hacerle cazar cualquier animal. . . Si es posible, organizamos las primeras salidas en un campo con muchas perdices, pocas o ninguna .liebre y pasto bajo. Tomamos nuestro joven amigo, le sacamos la correa y caminamos contra el viento dándole la orden "Busca". Según sea su temperamento, los perros jóvenes se comportan de maneras muy variadas en este primer contacto con el campo. Algunos, al soltarlos, corren en galope hacia adelante y se alejan hasta 100 m. de su amo. Otros corren más despacio, pero sin sistema y otros no quieren alejarse al principio de su amo. Nuestro mayor trabajo debe ser mantener la paciencia y no tratar de dirigir el accionar del perro a través de silbidos o gritos. Debe usarse el pito y ello sólo en caso de correr el riesgo de perder de vista al perro, o si se desea, practicar el sistema de echarse a distancia, con el mando dado con el brazo elevado. Esta es una cosa que el perro debe hacer sin falla. A los perros que no corren instintiva mente zigzagueando, después de algunas salidas les enseñamos a hacerla. ¿Cómo? Andando nosotros mismos en zig-zag por el campo y dando la orden "Busca", mientras que indicamos con el brazo la dirección que queremos que lleve el perro en su búsqueda. Todos los perros entienden este sistema bastante rápido y enseguida seguirán solos su. camino en zig-zag. En la escuela clásica en Europa resulta muy bien visto el perro que busca rápido y lejos del amo, visto que la perdiz europea vive en grupos más o menos alejados uno del otro. En Argentina, sin embargo, el ave más cazada es la perdiz que vive y corre solitaria o en pareja, y se la encuentra muy cerca una de otra. En consecuencia resulta mejor que el perro no se aleje demasiado de su amo, para no alertar a los animales. Además, si el perro busca en galope todo el tiempo, tanto él como su amo sufrirán más pronto el cansancio totalmente inútil. En Argentina necesitamos, pues, un perro que busque a trote rápido y constante entre 40 y 60 m. delante de su amo, no agotando sus energías ni las del amo. La cacería debe ser un placer y no un trabajo forzado. ¿Qué hacer con un perro que no quiere alejarse de su amo, es decir el que no se anima a largarse solo a la búsqueda? De todos los métodos practicados en estos casos siempre resultó el más eficaz y rápido el de hacer andar al perro joven junto al perro adulto, apasionado rastreador.. El animal joven lo seguirá por instinto y curiosidad y lo imitará por naturaleza. En poco tiempo se despertará su pasión y seguirá solo. punto 2) Marcar . La mayoría de los perros jóvenes, saltarán sobre el ave marcada para que vuele, pues la correrán detrás en la dirección del vuelo durante las primeras excursiones al campo. No hay que olvidar que para ellos todo es nuevo y excitante, sobre todo el olfato del primer venado y el instinto les manda hacer presa. En este momento tiene que manifestarse el resultado de nuestra educación disciplinaria realizada en casa, comprobando si ella fue adecuada. En el momento justo, cuando el perro quiere saltar sobre la pieza le damos la orden de echarse "Down". Nos acercamos al perro echado, lo atamos con la correa y lo llevamos al lugar en que el ave levantó vuelo, lo dejamos olfatear y registrar bien a fondo el olfato de la pieza, pues seguimos con él algunos metros más en la correa. Al soltarlo de nuevo le damos la orden "Busca". En poco tiempo comprobaremos que el perro marca correctamente. La importancia del punto 3) Aguantar la marca. Ahora se trata de que el perro, que ya marca, se quede parado hasta que su amo lo alcance y haga salir el ave. Jamás debemos tolerar que el perro haga volar una pieza. .. Si el perro sigue saltando sobre la pieza, el único sistema es el de ordenarle echarse en el momento en que marca. En este caso hay que considerar que muchos perros están tan intensamente concentrados sobre la marca que no oyen la orden, por eso no deben ser reprendidos en caso de no cumplir la orden. Tratemos mejor de acercarnos tranquilamente, hablándole, para poder influenciarlo mejor desde más cerca con. una nueva orden de echarse. Si el perro no aguantó y salta nuevamente, le silbamos muy enérgicamente, lo atamos y lo llevamos de vuelta al lugar donde marcó, haciéndolo echarse. Esto se repite tantas veces como sea necesario hasta que el perro "aguanta" la marca y espera que hagamos volar la presa. La segunda parte difícil para el perro es la de quedarse echado y no seguir con saltos al animal en vuelo. Este proceder nos podría molestar en el tiro y el perro mismo correría el riesgo de ser lastimado por un plomo, al saltar. En los casos mencionados se puede recurrir al sistema de la livianita correa de nylon si el perro insiste en saltar. El potrero tiene que ser llano y sin plantas en las cuales la soga podría enredarse. Atamos el perro en la soguita y en el momento preciso cuando le mandamos down y no obedece tenemos un modo de influenciarlo directamente antes de que lleguemos a su lado, tirando un poquito la soga en el momento de dar la orden. Si el perro cumple todo esto a satisfacción, iniciamos un paso nuevo en la enseñanza: Cuando el perro está bien fijo en su marca y la perdiz "se corrió" a su frente, le damos la orden "adelante" indicándole con el brazo la dirección, para que aprenda a seguir el ave con mucho cuidado; quedándose en una nueva marca en el momento que el ave se para. Si el perro sigue demasiado rápido, le mandamos echarse. Con pocas repeticiones de esta lección, el perro habrá entendido su tarea a seguir despacio la pieza, marcándola varias veces, pero nunca haciéndola volar. Ciertos días suele ocurrir con frecuencia que las perdices corren muy lejos pues levantan vuelo sin pararse antes. En estas ocasiones no es culpa del perro si no las marco nuevamente siguiéndolas despacito. Sin duda el trabajo del perro en Argentina se hace más difícil, en este punto, por el hecho de que la perdiz sudamericana corre mucho más lejos que la perdiz europea antes de levantar vuelo. En Argentina también la perdiz corre más o menos según sea el viento, la situación meteorológica general, o el tipo de plantas que cubren el suelo. Donde hay buenos matorrales para esconderse, la perdiz queda más fija. Si el terreno es pelado, correrá más. Teniendo condiciones desfavorables, es posible que las perdices levanten vuelo antes de que el perro pueda empezar a trabajar. Al contrario, hay días de viento muy fuerte en los que los perros marcan muy seguros, aunque la presa se encuentra a 50 m. o más. En algunas zonas de Argentina he encontrado pastos y plantas que tienen un perfume tan fuerte cuando florecen que los perros estornudan y en forma momentánea pierden completamente el olfato. Es claro que no vale la pena seguir en un campo en tales condiciones ni en aquellos con rosetas. El cazador argentino tiene que conocer y calcular la gran variedad de dificultades naturales que se le presentan al perro en una extensión tan grande como la de los vastos territorios de la República para juzgar con imparcialidad su trabajo.
Consideremos el punto 4) Quedarse quieto al tiro En el momento en que la marca del perro llega a ser absolutamente firme y nosotros podemos hacer volar el ave, pasamos al próximo paso del adiestramiento. En el momento en que levante vuelo el ave, disparamos un tiro, pero sin apuntar. Recuerden que en la educación disciplinaria hemos acostumbrado al perro a la detonación y ahora se trata de poner a prueba su firmeza fuera de la casa, en un terreno ajeno. Ante el tiro el perro tiene que quedarse parado, tranquilamente o echado. Sólo cuando el perro demuestra esta firmeza podemos empezar a disparar sobre la presa en vuelo. Punto 5) Traer Si durante la educación disciplinaria hemos enseñado al perro a "traer" y "entregar" perfectamente no tendremos ninguna dificultad, en el momento de caer la presa de ordenarle el "Bring" para que corra adelante en busca de la presa caída, la traiga y la entregue según la regla, en la mano. Si la excitación del primer momento confunde un poco al perro en sus entregas no le castiguemos. Hagámosle repetir la misma varias veces hasta que se tranquilice y entregue la pieza en mano.
Punto 6) Trabajo con la liebre Si el perro da con una liebre al principio de su enseñanza en el campo, pueden estar seguros que la correrá. Nosotros le silbaremos mientras se halle en distancia de oirlo, pero casi seguro que no dará vuelta sino que pretenderá seguir cazando. Después de un rato volverá solo y entonces es el momento de mandarlo echarse y de retarlo en un tono que el perro identifique como amonestación. Nunca debe pegársele. Lo atamos a la correa y lo hacemos andar un rato atado. Esto le parecerá un castigo en el campo, donde gusta de andar libre. Después lo soltamos otra vez, dándole la orden de "Busca". Este procedimiento se repetirá tantas veces como sea necesario hasta que no persiga más a la liebre viva. Soy enemigo del sistema de tirar detrás del perro si corre la liebre porque se puede causar más daño asustándolo que lo que pueda conseguirse de positivo. En el caso de herir una liebre, el perro podrá cazarla y traerla sin arrastrarla por el piso, con boca alta, y entregarla según lo aprendió, pero solamente al recibir la orden "Bring" del amo. No debe nunca salir corriendo al oir el grito del animal herido. Este es el punto donde se puede practicar muy bien la obediencia del perro. TRABAJO EN EL AGUAEs el último trabajo práctico de la caza menor que confrontamos, pero solamente después de haber terminado completamente el trabajo de traer presa sobre tierra firme. Lo más importante en el trabajo de aglJa es otra vez la disciplina primaria que se pondrá a prueba. Es decir que hacemos echar al perro en el borde del agua sólo si nos- otros entramos en ella o a nuestros pies si es que tiramos de la orilla, aunque de allí no vea al amo (ver lección echarse). En la Argentina los cazadores de patos general- mente tienen que pararse lejos de la orilla en agua profunda y causaría muchos disgustos si al perro faltara esta disciplina y empezara a dar vueltas nadando en busca del amo. Tal como en el trabajo terrestre, el perro únicamente se levanta para echarse al agua y traer las presas luego de haber recibido tal orden. Después se tiene que echar otra vez en la orilla. En lagos y lagunas con anchos pajonales en el borde el perro nos puede brindar servicios muy útiles. En esta tarea lo llevamos sin correa con nosotros y entrando primero con el un poco al pajonal lo animamos con el mando "Busca" hasta que se adelantó como en la busca de las perdices. En el momento cuando hace volar los primeros patos lo elogiamos abundantemente y tiramos y damos la orden de "Traer". Más adelante el perro comprenderá que cuando busca en el pajonal tiene que hacer volar el ave delante de su amo. Durante la cacería de patos, nunca nos olvidemos de dejar correr al perro un rato por el campo después de salir la última vez del agua para que se pueda secar solo. Si no hay tiempo, debe secárselo frotándolo con un trapo. |
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