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Home Siete votos a favor de una cacería de hermandad…

 

Siete votos a favor de una cacería de hermandad…

Alcubillas 2011 enero resultó divertida y estilista

Una de las ventajas de colaborar en la cría colectiva que lleva a cabo el Círculo de Cazadores y Criadores de Pachón Navarro es poder ir de caza con los amigos. Esa amistad se va fraguando realmente en cada encuentro de caza sometido a la disciplina del reglamento de pruebas monográficas PMC. La verdad es que están bien y son útiles para los objetivos que nos vamos marcando, como ha quedado demostrado en estos últimos diez años, desde que empezamos con el Open Alajú. Sin embargo, el Círculo es una organización seria y todos nos debemos a la disciplina del grupo. Quiero decir que por el hecho de participar en una prueba de caza sometida a reglamento, te expones a una valoración pública y te sometes –de propia voluntad- a un saber estar con formalidad. Al menos, algunos de nosotros nos lo tomamos en serio, con afán de superación, y eso se nota en lo correcto de las organizaciones y en los resultados de las pruebas, cada día con más reconocimiento y más afluencia de aficionados.
Así que esa cacería al año de hermandad sirve para relajarse más, concentrarnos en un lugar con más caza de lo habitual o al menos con caza suficiente para divertirse uno. Así entra mejor la convivencia, la armonía, la diversión y el choteo. Todo cabe entre amigos. El único objetivo es pasárselo bien un par de días completos… Es muy bueno lograr dormir incluso la víspera cerca del coto.  De paso, también vas tomando nota de las cualidades de los perros y  de los ademanes de sus propietarios. Yo creo que algunos de aquellos socios que tuvimos que invitar a marcharse de nuestro colectivo (verbi gratia)  es que confundieron pruebas calificatorias de caza con festejo. Y creo también que la diversión puede tener su espacio.  Hasta la fecha, hemos ido eligiendo cotos al alcance de todos los bolsillos con abundancia de caza salvaje y el resultado es bueno. Especialmente, como organizadores, queremos asegurar la presencia de conejo, pues es lo único que el coto nos puede brindar con seguridad. Los días de perdices se tienen que presentar y las liebres, frecuentemente copadas por los galgueros locales, no en todos los sitios de la mitad sur están al alcance de los cazadores de escopeta. Cada cosa debe tener su momento.  Y el punto de relax nosotros –los pocos que acudimos- lo encontramos este año en Alcubillas-C.R. un coto bien poblado de perdiz natural y de refuerzo, suficiente conejo y algunas liebres. A la convocatoria finalmente nos apuntamos cuatro escopetas: Jordi Espuny, Juan Francisco Sánchez y su amigo Antonio, Mateo Rubí, Carlos Contera y sus hijos Juan Manuel y Victor Acacio. Nos lo pasamos bien el primer día, a matacuelga, con los conejos y especialmente las perdices. En enero ya se mostraban quedonas y emparejadas. Tras el vuelo de una, seguía la muestra sobre su pareja. Terreno pasado por agua las semanas previas y un tiempo espléndido. Además, tuvimos codorniz que se había quedado este invierno y liebre como ningún otro año. Liebres que le ponía el Arco aMateo, entre enormes charcos y en las orillas de las acequias, de muestra el perro una vez tras otra…Hasta no poder con ellas y con temor a la factura del final. El Alajú Arco es un fenomenal perro de caza y está en su mejor momento, con cuatro años, una fortaleza total, muchas facultades, muy trabajador, estuvo brillante…. Hizo justicia en ese fin de semana a su calificación de reproductor recomendado en la raza, con el que salió distinguido de la última Nacional de Cría. Y su amo, un martillo con la escopeta. También muy trabajador y con facultades, el obediente Alajú Lito, de Francisco Nieto, que se trajo cazando Jordi el domingo. El Alajú Loco nos deleitó con sus adormecedoras -por largas- muestras a perdices, que tiré a capón, siempre en la distancia ¡Qué placer!. La mayor sorpresa de la jornada del sábado fue la Alajú Sofi –una hembrita tricolor bellísima de Juan Francisco, de Málaga- que se puso a parar conejos sin cuento y con enorme estilo, en los bálagos, entre piedras, en los ribazos. Con público, nos demostró cómo un Pachón Navarro puede hacer una muestra larga a codorniz, seguida de guía, volver a parar, girar 180º en dirección a la pieza y volarla hacia la escopeta, en una acción que por repetida y vista en varios de mis perros, sigo alucinando cada vez que la contemplo. Y en esa ocasión la perra lo bordó, con aforo completo de testigos. El primer admirado fue su dueño, claro, que por dejarlo redondo se la mató cumplidamente, la perrita trajo a la perfección y allí, en la gloria de los cazadores, culminó la faena.
Además, de todos estos recuerdos, también tuvimos otros más nostálgicos que da el haber cazado con tus seres queridos en los mismos cazaderos, una losa que pesa cuando regresas por aquellos mismos parajes. Descubrimos una casa rural magnífica en Villahermosa, en la que nos dispensaron excelso trato. Y nuestro anfitrión –ya reiterado en varias ediciones- D. Fernando Megía cumplió esta vez nuevamente como un caballero, que es lo que es. La temporada que viene, habremos de convocar la cacería antes, con tiempo, para que a nadie le pille de improviso y que se la pierda sólo quien se lo merezca… Espero estar también por entonces.

 

 

 

 

 

Carlos Contera
CCCPN

 
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